🎢 "De cabeza en Navidad: mi salto de fe en una montaña rusa americana (y lo que aprendí como inmigrante latino en EE. UU.)" 🎄🇺🇸
🎢 "De cabeza en Navidad: mi salto de fe en una montaña rusa americana (y lo que aprendí como inmigrante latino en EE. UU.)" 🎄🇺🇸
Introducción por Luigi Torres: Una Navidad muy diferente
Cuando decidí venir a Estados Unidos, lo hice con una mezcla de sueños, miedos y esperanza. Dejaba atrás mi tierra, Colombia, y también una vida llena de costumbres, clima cálido y familia. Llegar aquí fue empezar desde cero. Pero jamás imaginé que uno de los momentos más simbólicos de mi nueva vida iba a ocurrir en un parque temático, en pleno invierno, rodeado de luces navideñas, y a más de siete pisos de altura, completamente de cabeza.
Este es el relato de aquella noche inolvidable, en la que una montaña rusa me recordó muchas cosas sobre lo que significa ser inmigrante, atreverse, y no quedarse abajo cuando todo en la vida te empuja a quedarte en tierra firme.
1. Primer invierno lejos de casa: luces, frío y emociones encontradas
La Navidad en Colombia es color, familia, natilla, buñuelos, música en cada esquina y abrazos sin frío. Pero aquí en Estados Unidos, especialmente en estados donde el invierno aprieta, la Navidad se vive entre luces LED, chocolate caliente, nieve artificial y parques temáticos que parecen salidos de una película.
Fue así como, después de una jornada larga de trabajo y con un par de días libres por delante, decidí visitar un parque de diversiones con temática navideña. Todo estaba cubierto de luces, adornos gigantes, música navideña en inglés y español, y una energía que por momentos me hizo sentir niño otra vez.
2. El Brain Drain: una montaña rusa, una metáfora
“Brain Drain” es el nombre de una atracción que jamás habría considerado en mis tiempos en Colombia. Es una estructura de acero de 7 pisos de altura que oscila hacia adelante y hacia atrás, hasta que da vueltas completas, dejando a los pasajeros completamente de cabeza.
📏 Requisitos para subir: mínimo 48 pulgadas de altura.
⚠️ Restricción: se invierte a los pasajeros durante el proceso.
Yo no soy precisamente fan de las atracciones extremas. Siempre preferí algo más tranquilo, más seguro. Pero esa noche, con la ciudad iluminada al fondo, la música, la gente riendo, y el deseo de salir de mi zona de confort, me dije:
“Si me atreví a dejar mi país para buscar una nueva vida, ¿cómo no voy a atreverme a esto?”
Y me subí.
3. Cuando te das cuenta que todo se ve diferente desde arriba
Al principio, el Brain Drain se mueve lentamente, como si te estuviera dando tiempo para arrepentirte. Pero en segundos, ese vaivén se transforma en impulso, el impulso en velocidad, y la velocidad en giros completos.
Hubo un momento exacto en el que me encontré completamente de cabeza, suspendido a 21 metros de altura, mirando una ciudad iluminada por la magia de la Navidad y el frío del invierno. Todo estaba en silencio por un segundo, solo luces, viento en la cara y la sensación de que lo imposible sí es posible.
Desde esa altura, pensé en todo lo que había dejado atrás:
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Las calles de mi barrio en Girardot.
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Las voces de mi familia.
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Mi idioma, mis costumbres.
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Y también todo lo que había ganado:
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La capacidad de reinventarme.
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La valentía de empezar de nuevo.
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Y la certeza de que cada riesgo trae su recompensa.
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4. Ser inmigrante es como estar en una montaña rusa
La vida del inmigrante en EE. UU. no es lineal. Hay subidas, bajadas, giros inesperados y momentos en los que todo parece estar de cabeza. Pero como en el Brain Drain, lo importante es confiar, respirar profundo y dejarte llevar por la experiencia sin perder el enfoque.
He tenido momentos duros:
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Aprender inglés a los 30 y tantos años.
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No entender el humor o las expresiones culturales.
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Llenar papeles legales que parecen no tener fin.
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Ser rechazado en entrevistas de trabajo.
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Sentirme solo en fechas importantes.
Pero también he tenido alegrías inmensas:
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Obtener mi primer trabajo con contrato.
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Entablar amistad con personas de culturas completamente distintas.
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Tener citas con chicas estadounidenses y compartir nuestras diferencias.
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Enviar dinero a mi familia sabiendo que les hago falta, pero también los ayudo.
5. Lecciones desde el Brain Drain
Lección 1: No hay crecimiento sin incomodidad.
Subirme a esa atracción fue salir de mi zona segura, como lo fue migrar. Pero sin incomodidad, no hay evolución.Lección 2: Desde lo alto todo se ve distinto.
A veces, nos ahogamos en problemas pequeños. Pero cuando tomamos perspectiva —como cuando estás suspendido de cabeza a siete pisos de altura— entendemos que todo pasa, que somos más grandes que nuestras dificultades.Lección 3: Vale la pena soltar el control.
Muchos inmigrantes queremos controlar cada paso. Pero hay momentos en los que hay que soltar, confiar, y simplemente fluir. Las mejores experiencias llegan cuando no todo está planeado.6. ¿Y qué sigue?
Desde ese día me prometí que no me iba a negar experiencias por miedo. Que si vine hasta aquí, es para vivirlo TODO. Que ser inmigrante no es una etiqueta, es una aventura continua. Y que sí, a veces la vida te pone de cabeza… pero qué vista tan increíble tienes desde ahí.
En este blog, quiero seguir compartiendo historias como esta. No solo de montañas rusas, sino de vivencias reales:
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Cómo enfrenté estafas laborales.
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Qué errores cometí al empezar.
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Cómo estoy aprendiendo inglés en mi día a día.
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Qué debes saber sobre documentos migratorios.
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Cómo es salir con una persona americana siendo latino.
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Y qué impacto tendrán las nuevas leyes migratorias en nuestra comunidad con la nueva administración.
7. Un mensaje para otros latinos
Si tú que me lees estás en México, El Salvador, Guatemala, Honduras, Venezuela, Perú, Ecuador o cualquier país de nuestro continente... y sueñas con venir a los Estados Unidos, quiero decirte esto:
No va a ser fácil. Pero va a valer la pena.
Prepárate, infórmate, habla con quienes ya han vivido esta experiencia. Y sobre todo: no pierdas tu identidad, pero ábrete al cambio.
Aquí te espero, con historias, consejos y realidades. No para decirte qué hacer, sino para que no sientas que estás solo.
Conclusión: Navidad, luces y decisiones valientes
Esa noche fría, en ese parque lleno de luces navideñas, entendí que la vida en Estados Unidos como inmigrante latino es como un parque de diversiones en Navidad: hay cosas que dan miedo, pero también hay magia si te atreves a mirar desde arriba.
Gracias por leerme.
Te invito a seguir este espacio donde seguiré compartiendo experiencias que nacen desde el corazón de un colombiano soñador, en busca de su lugar en este país.
Nos vemos en el siguiente post.
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